Las relaciones entre la escuela y otros actores es un juego de intereses políticos y sociales convergentes, pero se sabe que también padres y apoderados desarrollan estrategias de consumos de la escuela, por lo tanto la realidad positiva está lejos de ser una alianza eficiente y eficaz. Los efectos perversos son múltiples, convendría interrogarse sobre la naturaleza y calidad de las relaciones cotidianas.