Siempre me he preguntado si los niños, las niñas y los jóvenes están a gusto en el aula de clases. Por lo general, lo que veo y percibo es que temprano en la mañana al verlos llegar, sus rostros no reflejan alegría ni entusiasmo y esta característica se repite en el aula, en la cual, muchas cosas son similares a cuando yo estudié hace 30 años. Hoy en día los niños y los jóvenes, de forma consciente o inconsciente, piden cambios en las formas de enseñar, en los contenidos y en las dinámicas de la escuela. Por ello, algunas de las preguntas que me plantee para proponer esta intención educativa y metodológica fueron: 1. ¿Es la escuela un lugar entretenido y divertido para aprender, al cual se quiera llegar diariamente por gusto y convicción? 2. ¿Los niños, las niñas y los jóvenes encuentran en el ambiente escolar opciones y alternativas de aprendizaje diferentes a las tradicionales? 3. ¿La escuela, el aula de clase y el rol del maestro pueden transformarse para generar otras formas de enseñanza? Las respuesta están en construcción, cada día y cada sujeto es distinto en la escuela; sin embargo, esta quizás es una llave, para abrir las puertas a una escuela diferente.