El cáncer infantil es una tragedia para los padres. Es la enfermedad del siglo, que mata a personas que acaban de empezar a vivir. La dificultad del diagnóstico, ya que el niño no siente dolor ni molestias en la zona donde se localiza el tumor, no contribuye al optimismo en el tratamiento de los niños, ya que el cuerpo está todavía en fase de crecimiento y simplemente "crece" el epicentro de la producción de células cancerosas. Por ello, normalmente sólo es posible diagnosticar el cáncer en los niños en una fase tardía.
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