Las alucinaciones son percepciones que ocurren en ausencia de estímulos sensoriales correspondientes, pero desde el punto de vista subjetivo del individuo que las experimenta son indistinguibles de la percepción normal. Algo es percibido, pero objetivamente no hay nada para percibir. La alucinación presenta tres características; en primer lugar, existe la convicción de que el fenómeno tiene su origen fuera de uno mismo, hay una falta de control por parte del individuo que intenta distinguir entre las alucinaciones y, por ejemplo, la imaginación; y en tercer lugar, existe una imposibilidad, o por lo menos una dificultad, de alterar o disminuir la experiencia en forma voluntaria. En buena medida, lo disfuncional de una experiencia alucinatoria dependerá de la respuesta social. Definitivamente, existe diferencia entre una persona que experimenta un delirio místico y una que tiene una experiencia mística. En conclusión, el autor sostiene que las alucinaciones también pueden ser observadas en personas que no presentan ningún tipo de trastorno psicopatológico.