Tras años de inestabilidad política y crisis sanitaria crónica, Somalia es ahora una nación de esperanza que tiene un buen punto de partida, desde las elecciones democráticas hasta la erradicación de la enfermedad de la polio. A diferencia del envejecimiento de la población en Europa y el aumento de las familias que se automedican en África, el sector sanitario somalí se ha visto muy perjudicado por la crisis de personal sanitario, la fuga de cerebros de profesionales de la salud y la incompetencia de los trabajadores sanitarios. Las estrategias del gobierno para contratar y retener a los trabajadores sanitarios son otro gran reto que hay que medir y priorizar. Desde el golpe de estado incruento de 1969, el ejército era el principal consumidor del gasto público. Hoy en día, el sistema federal contemporáneo del país sigue estando a la cabeza del gasto militar y de la seguridad. Por supuesto, el mecanismo de defensa y el papel militar son importantes para la seguridad, pero las situaciones insalubres también forman parte de la inseguridad.
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