La naturaleza, la paz y la cabaña eran los grandes anhelos de la abuela Alicia. Ella completó la caseta iniciada por su padre, le añadió la hamaca arcoíris y la transformó en la cabaña más chula de la comarca de Verín e, incluso, del planeta Tierra. Pipa se quedó huérfana, lo cual conllevó que se fuera a vivir con su abuela a la cabaña cuando solo contaba cuatro añitos. Era feliz, cerca de las ovejitas, de sus dos gatitas y de los mastines, Coyote y Cinturón. Su abuela ejercía como su profesora. Poco después del catorce cumpleaños de la nieta, su abuela tuvo que escuchar la llamada de los ángeles y se fue al cielo. Pipa Guleta se quedó sola, muy angustiada, pero no sé iba a rendir, por sus arterias corría sangre de su abuela Alicia, una auténtica leona. Inesperadamente, Bámel y Naca dejan la cabaña y se van a Chile, a integrarse en una compañía de circo. Pipa y Kano deciden quedarse, era lo que los dos querían. El día de su quince cumpleaños, ambos se van a ver el amanecer desde la roca, que era espectacular. Las ilusiones se acrecentaron. Se desentendieron del amanecer, tenían otras prioridades. El Autor
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