Dentro de los cientos de páginas que contiene una Biblia, es muy fácil encontrar exactamente una palabra o frase cualquiera en muy poco tiempo, gracias al sistema de capítulos y versículos que tiene, y que se emplea para citarla. Pero cuando los autores compusieron las obras que luego formarían parte de la Biblia, no las dividieron así. Ellos simplemente dejaron correr la pluma sobre el papel bajo la inspiración del Espíritu Santo, y compusieron un texto largo y continuo desde la primera página hasta la última. Fueron los judíos quienes, al reunirse los sábados en las sinagogas comenzaron a dividir en secciones la Ley (es decir, los cinco primeros libros bíblicos, o Pentateuco), y también los libros de los Profetas, a fin de poder organizar la lectura continuada. Una división litúrgica - cultual.