Las plagas de artrópodos domésticos y estructurales incluyen varias especies de insectos y dos especies de ácaros. Entre los insectos, las cucarachas, las hormigas, los plateados, los piojos de los libros, los escarabajos de las alfombras, las polillas de la ropa y los psocidos son las plagas domésticas más comunes, y las termitas son las principales plagas estructurales en las residencias y sus alrededores. Otras plagas domésticas son el escarabajo del tabaco, el escarabajo de la droguería, la polilla del tabaco, el escarabajo del jamón, el escarabajo del queso y los ácaros del queso y del jamón. Sin embargo, estas plagas son poco frecuentes y tienen una importancia económica menor. En consecuencia, no se han realizado investigaciones sobre el control de estas plagas mediante productos derivados de plantas, por lo que no se han incluido en este libro. Las plagas de insectos sociales y domésticos habitan en las viviendas, especialmente en las zonas urbanas (Robinson, 2005; Masciocchi et al., 2017). Actualmente, estos insectos se controlan sobre todo mediante pulverizaciones, cebos envenenados y aerosoles que contienen abamectina, bifentrina, fipronil, indoxacarbo, imidacloprid, clorpirifos, propoxur o clorfenapir. Otras formulaciones que se encuentran en el mercado son el gel, el polvo, la pasta y los gránulos. Las plagas estructurales se controlan con pinturas al aceite o recubrimientos de plaguicidas a muy baja concentración.
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