Desierto es con demasiada frecuencia sinónimo de vacío, de ausencia. Un pueblo desierto, una isla desierta, un rincón desierto, son denominaciones de lugares sin gente, sin vida palpable, sin futuro. Debemos romper esta imagen que hace de cualquier lugar desértico un lugar desprovisto de existencia orgánica, reduciendo su realidad tangible al mundo mineral. Hay que hacer hincapié en la "productividad" del desierto, en particular su productividad forrajera y animal. El desierto es un lugar donde la producción es fugaz, extensa, cuantitativamente modesta y aleatoria. Pero existe. Y este pequeño libro da testimonio de esta productividad del desierto, de esta biodiversidad pastoral y de la notable adaptabilidad de la vida vegetal a estas condiciones extremas.condiciones. El autor describe aquí con precisión enciclopédica la riqueza florística de un mundo que tendemos con demasiada facilidad a considerar uniforme. Sin embargo, de la meticulosa descripción de todas estas plantas, su composición química y su potencial pastoral se desprende claramente que tras la aparente monotonía del paisaje desértico se esconde una diversidad de ecosistemas.Bernard FAYEVeterinario-Zootecnista
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