Durante los últimos años, los países de América Latina han venido introduciendo una serie de reformas tendientes a fortalecer y modernizar sus sistemas tributarios. Si bien las mismas son un proceso continuado que ya ha sido observado en períodos anteriores, en los últimos años los objetivos perseguidos se han destacado por un renovado énfasis en las cuestiones distributivas, en claro contraste con el espíritu de las reformas tributarias implementadas en la región durante los años 80 y 90. La ampliación de los objetivos de la política tributaria más allá de lo meramente fiscal, que ha estado plasmada en algunas experiencias recientes, ha llevado a los autores a plantear la necesidad de establecer nuevos lineamientos de reformas tributarias para los países de la región.