El currículo prescrito es una realidad simbólica que requiere de operaciones de interpretación para develar sus sentidos ocultos, por tanto, es una selección racional y consciente de contenidos que articulan una concepción de ser humano plausible de ser realizada, que tiene un estructura subyacente y una función referencial. De está manera, el currículo prescrito constituye una obra discusiva que implica trabajo para ser realizado, un trabajo que se articula entre los actos del habla y el texto como unidad lingüística, siguiendo la corriente fenomenológica hermenéutica propuesta por Ricoeur.