El desarrollo de ciudadanos íntegros que no sólo posean conocimientos académicos, sino que también comprendan la importancia de tomar decisiones basadas en principios éticos depende de la integración de los valores éticos y morales en la educación. Como resultado, todos los miembros de la comunidad educativa (estudiantes, padres de familia, docentes y personal de apoyo) están en el centro de las estrategias pedagógicas. Para ayudar a los estudiantes a explorar dilemas éticos desde una variedad de perspectivas y desarrollar habilidades de pensamiento crítico, se utilizan una variedad de técnicas, como debates, estudios de casos, proyectos de servicio comunitario y reflexiones personales. La inclusión de la ética en los planes de estudio para diversas tareas refuerza la idea de que estos valores son significativos en todos los ámbitos de la vida. El papel de los educadores como modelos éticos es fundamental, y los profesores deben fomentar un entorno abierto y respetuoso donde los estudiantes se sientan cómodos expresando sus opiniones y participando en debates éticos y morales.