Las nanopartículas existen ampliamente en el mundo natural, por ejemplo como productos de la fotoquímica por parte de plantas y algas. También se han creado desde hace miles de años como productos de la combustión y la cocción de alimentos, y más recientemente a partir de los escapes de los vehículos. Por ejemplo, el dióxido de titanio se vuelve transparente a nanoescala, pero es capaz de absorber y reflejar la luz ultravioleta, y ha encontrado aplicación en los protectores solares. Las nanosuspensiones son una práctica habitual en el campo farmacéutico, especialmente para la administración de fármacos poco solubles en agua. En las últimas décadas se han estudiado ampliamente varias estrategias de desarrollo de formulaciones de fármacos para mejorar las tasas de disolución de estos medicamentos, la nanosuspensión es un enfoque no específico para mejorar la biodisponibilidad oral de los fármacos poco solubles. En consecuencia, se han ideado formas prometedoras de administrar fármacos poco solubles, péptidos y proteínas. Además, se están estudiando intensamente atractivas tecnologías de administración de fármacos, como parches transdérmicos, nanodispositivos, sistemas bioadhesivos, implantes, sistemas microfabricados, dispositivos de encapsulación celular y novedosos sistemas de administración nasal de fármacos
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