El Presupuesto Participativo es un ejemplo de participación ciudadana. Éste surge en Brasil a finales de la década de 1980, como un mecanismo innovador y osado, en la medida que proporciona a la población la posibilidad de opinar, discutir y decidir sobre cuestiones referentes a la administración de su municipio, más concretamente sobre los destinos del presupuesto público que, hasta entonces, era un tema restringido solo a los técnicos del área. La práctica participativa ha despertado la atención de un considerable número de estudiosos de las diferentes áreas. Todos los estudios son unánimes en reconocer los meritos del Presupuesto Participativo, ya sea como herramienta administrativa o como fuerte instrumento de participación ciudadana. En Europa, las primeras experiencias de Presupuesto Participativo se llevaron a cabo en la década de 90 y desde entonces se ha convertido en tema de discusión central en el ámbito de las políticas locales, ya sea por el reconocimiento internacional del modelo brasileño implantado en Porto Alegre que inauguró una nueva política de participación ciudadana, o por intento de recuperar el interés de los ciudadanos europeos por los asuntos públicos.