¿Cuántos de nosotros nos damos cuenta de que el subcontinente indio se encuentra entre las áreas más propensas a desastres del mundo? Lo crea o no, el 54 por ciento de la masa terrestre de la India es vulnerable a los terremotos, el ocho por ciento vulnerable a los ciclones y más del cinco por ciento vulnerable a las inundaciones (Armonk, 2006). Con tales estimaciones, ¿podemos descansar y declarar que estamos a salvo? No. Los desastres han demostrado su capacidad para atacar en cualquier lugar y en cualquier momento. Los niños que jugaban al cricket en el puerto deportivo de Chennai fueron arrastrados. La lista continua. ¿Se podría haber evitado una tragedia de esta naturaleza y dimensión? ¿Podríamos haber salvado la mayoría de las vidas que ahora se han perdido? ¿Podríamos haber pronosticado el escenario y estar mejor preparados? Bueno, estas son preguntas que tendremos que responder si queremos hacer de este mundo un lugar más seguro. Natural y justificadamente, la gestión de desastres es cada vez más una empresa global para organizaciones internacionales, instituciones gubernamentales y posiblemente individuos. Bajo el telón de fondo anterior, permítanme presentarles un interesante discurso para su ejercicio cerebral.
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