La llanura de Gnomonkah, situada en la zona de Katiola (Côte d'Ivoire), concentra prácticamente todos los problemas a los que se enfrentan los arroceros de la región de Hambol. Uno de los más importantes es la falta de control de los condicionantes geomorfológicos. Estos condicionantes, a la vez estáticos e hidrodinámicos, se resumen en un problema complejo: el del control del agua en unos terrenos cuya ordenación está prácticamente inacabada. Las tierras bajas se caracterizan por una dinámica hidrológica específica. El ritmo de las estaciones, la cantidad de precipitaciones y la llanura del terreno determinan la distribución de la red hidrográfica en las tierras bajas. Estos factores contribuyen a aumentar su relleno aluvial. La geomorfología del entorno aumenta la carga sedimentaria del agua e impone formas micro y meso modeladas. Esto, a su vez, afecta al sistema hidráulico, dando lugar a problemas de control del agua. En las zonas bajas, la dinámica del medio se impone y hace vulnerables los métodos de cultivo.
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