Con el avance y la modernización de las tecnologías agrícolas para obtener mejores resultados en la producción de cultivos, ha aumentado el uso de insumos agrícolas y plaguicidas, lo que ha provocado un desequilibrio en el medio ambiente y, por consiguiente, en el suelo y el agua. Los herbicidas utilizados para controlar las plagas y las malas hierbas en los cultivos han suscitado grandes interrogantes sobre la causa de la degradación del suelo y la contaminación de las aguas superficiales y subterráneas. Entre ellos se encuentra el herbicida Atrazina, que ha sido estudiado por el impacto medioambiental que causa cuando se utiliza de forma desordenada. Este herbicida es difícil de degradar y en los campos donde se utiliza es necesario utilizar procesos eficientes para tratar el efluente generado por él, y el Proceso Oxidativo Avanzado (POA) es un tratamiento que consiste en un proceso químico a través de la degradación de sus contaminantes. Entre los mecanismos AOP, el proceso Fenton tiene propiedades oxidantes que reaccionan con el compuesto Atrazina haciendo que se degrade en una sustancia tóxica, mostrando eficiencia en relación a otros procesos, tanto en términos de coste como de beneficio.
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