Si un objetivo general de los posgrados en México es la de formar investigadores, y la manera de alcanzar tal meta es que el estudiante pase por todo un proceso formativo en el marco de prácticas escolares institucionalizadas y reconocidas para ello, cabría también preguntarse si los procesos, tal como se practican son suficientes para producir a la vez una disposición a la investigación propiamente científica. En las instituciones oficiales impera una racionalidad absurda que nos lleva a pensar al mundo social lleno de sujetos poseídos por fines claramente explícitos y vehementemente perseguidos, que es la fuente de mitos socioculturales que se imponen como un deber ser al que están obligados a ajustarse los agentes sociales. El no ajustarse a ellos, provoca aspiraciones subjetivamente no cumplidas y sanciones objetivamente aplicadas. Los mitos educativos son del tipo: y alcanzó estudios superiores, y fue competitivo laboralmente , cuando se sabe del desfase en ello. Del mismo modo, la formación posgraduante en educación en su dimensión investigativa, provee sus propios mitos, uno de los cuales sería el de pretender formar investigadores en educación en dos años y medio.