Los productos agrobiológicos presentan un potencial considerable como agentes de estimulación del crecimiento vegetal. Se considera a las bacterias y hongos principalmente al género Trichoderma y Bacillus respectivamente como una de las alternativas viables para el cultivo de tomate en el manejo orgánico y la promoción del crecimiento vegetativo. Trichoderma es un género de hongos que tiene bastante importancia para la vida humana y la funcionalidad de un ecosistema, descomponedor de la materia orgánica, esencial en la recirculación de nutrientes en el medio ambiente. La siembra de tomate y otras hortalizas en techo permite oportunidades y desafíos mejorando la seguridad alimentaria y protección medio ambiental. Se convierte en una potente herramienta educativa para cualquier edad, nos permite ampliar nuestros conocimientos sobre las plantas y los ecosistemas y desarrollar actitudes como la paciencia y la constancia, requisitos fundamentales para obtener una cosecha de calidad que irá directamente de la azotea a la cocina.