La autora analiza el caso de una red de organizaciones sociales y la división del trabajo político a su interior, en el marco de las características que adquirió el proceso de profesionalización e institucionalización de las políticas de desarrollo social destinadas a la sociedad civil en la Argentina, particularmente a partir de la década de los 90. Abordar el problema de la división del trabajo político entre profesionales y profanos permite comprender quiénes definen los objetivos públicos, cómo lo hacen, para quiénes y el poder que detentan. Las formas concretas y locales que adquiere la implementación de programas y proyectos sociales diseñados por los bancos multilaterales y las agencias del Estado para las comunidades dan cuenta de las desiguales luchas en torno a las formas de participación y a la distribución del poder.