La principal aplicación de la termoelectricidad por más de un siglo se limitó a la fabricación de sensores de temperatura, sin embargo, la creciente búsqueda de fuentes de energía no convencionales, el entendimiento de los materiales semiconductores y la exploración de nuevos métodos de preparación permitieron el desarrollo de la termoelectricidad tanto para implementar dispositivos capaces de convertir energía térmica en eléctrica, como para ser aprovechados en la refrigeración de estado sólido. Actualmente estos materiales se utilizan en la refrigeración de dispositivos microelectrónicos, en la generación de energía en naves espaciales y en membranas permeables de oxígeno, con la ventaja de ser altamente confiables, silenciosos, no poseer elementos móviles ni necesitar mantenimiento. Dentro de los materiales termoeléctricos actualmente en estudio se encuentran los óxidos tipo perovskita los cuales presentan alta estabilidad térmica y química, bajo costo y mínima toxicidad. Los óxidos de cobalto atraen especialmente la atención gracias a sus potenciales propiedades termoeléctricas los cuales son motivo de intensas investigaciones.