Tanto durante como después de la estancia del pintor florentino Giotto di Bondone en Rímini (sólo durante unos años), se arremolinaron las filas de sus alumnos, seguidores y prosélitos. La mayoría de las obras que realizaron no estaban firmadas y, puesto que todas eran contemporáneas, desde mediados del siglo XIX la crítica se esfuerza por ofrecer atribuciones claras e irrefutables de los distintos maestros seguidores de Giotto, como en el caso de Pietro y Giuliano da Rímini, que a veces incluso colaboraron en un fresco.Existe una diatriba sin resolver sobre quién fue el verdadero y auténtico pintor que pintó la gran capilla (la bóveda) de la basílica de San Nicolás de Tolentino (Pietro?Giuliano?el Maestro de Tolentino o de la gran capilla).Además, la maestría del florentino pudo expandirse a Rávena, Forli y las ciudades vecinas.
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