Pensar París, en Benjamin es pensar la ciudad y la modernidad como una conjunción necesaria. Podríamos avanzar, incluso, que pensar en el sentido que le otorga a este verbo el pensador frankfurtiano es indisociable del imaginar , en el sentido lato en que lo entendieron los surrealistas. Reflexión e imaginación constituyen los dos ejes de una dialéctica de la mirada . Por ello, nos parece más que pertinente contrastar esa mirada benjaminiana con aquella otra, anclada en la literatura prospectiva de Julio Verne. Mientras éste lleva al límite su imaginación para obligar a su presente a delatar un presunto futuro, aquél obliga a su presente a mostrar las cicatrices de un pasado. Un doble movimiento que lejos de excluirse el uno al otro se complementa en la conformación de una imagen que emerge detrás de la brouillard des villes . Filosofía y literatura comparecen, así, en el difuso borde en que la distinción entre racionalidad e imaginación queda abolida por la seducción como destino último.