Desde 1832, año de la toma de Bône por los ingenieros militares franceses, hasta 1846, fecha de los primeros proyectos de puerto, los ingenieros se preocuparon más de proteger la ciudad que de abrirla al mar. Percibidos como una frontera inquietante, abierta a la invasión y a la intrusión extranjera, los frentes marítimos siempre han sufrido las desventajas de su situación fronteriza. Durante las dos primeras décadas, las costas de Bônois permanecieron tal cual, jalonadas de fuertes y lazaretos, dándoles el rostro del arquetipo de ciudad portuaria militar e histórica francesa. En este contexto, nuestro enfoque consiste en examinar y reconstruir los planos de las instalaciones portuarias construidas durante el periodo colonial francés, en un intento de revisar los efectos de la proximidad del puerto a la ciudad.
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