Las familias u hogares dirigidas por mujeres, y casi en su mayoría por madres solteras, presentan un amplio marco de desventajas sociales y económicas, las cuales pueden provocar que la falta de oportunidades y las condiciones precarias de calidad de vida se transmitan de generación en generación; en dicho contexto se identifican tres tipos de hogares encabezados por mujeres (Jelin, 1998): 1. Hogares con hombres adultos en los que por desempleo, invalidez, alcoholismo u otros factores, la proveedora económica principal es una mujer. 2. Hogares unipersonales constituidos por una mujer sola. 3. Hogares monoparentales en donde hay mujeres y niños pero no hombres adultos. En este sentido la Organización de las Naciones Unidas (ONU) señala que en este tipo de hogares suele existir un grave problema de pobreza, carencias sociales y falta de acceso a oportunidades sociales y económicas, y que la falta de estudios y análisis de su situación puede conducir a que se desvirtúen las políticas y los programas de bienestar social destinados a mejorar las condiciones de las mujeres que encabezan este tipo de hogares y de sus familias (ONU, 1990).