Al término de estas primeras reflexiones, puedo pronosticar, al igual que LUMUMBA y sin temor a que se me contradiga, que el futuro del Congo es mejor. Para lograrlo, ahora debemos empezar a hacer realidad nuestras aspiraciones y ponernos manos a la obra.Ya es hora, en la RDC como en el resto de África, de acabar con todos los estereotipos asociados a los congoleños y a los africanos en general, y de arrancar de raíz el gusano que llevamos dentro y que, además de devorarnos por dentro, nos mantiene en el subdesarrollo.Ya es hora, queridos compatriotas, de aprender a distinguir objetivamente y sin complacencia entre nuestros dirigentes políticos y administrativos, los que, con el pretexto de servirnos, persiguen la satisfacción de sus intereses personales, y los que, con pasión y abnegación, se entregan a servirnos.Es hora, mis queridos ciudadanos congoleños, de restaurar la imagen de nuestro Congo, corazón de la cuna de la humanidad, de restaurar todos sus blasones empañados y de proyectar su futuro. Y como son los pequeños arroyos los que hacen los grandes ríos, mis queridos hermanos y hermanas, una cosa lleva a la otra, habremos HECHO ALGO POR NUESTRO CONGO.
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