"No juzguéis, para que no seáis juzgados." Esta orden es mal entendida por muchos que la usan para castigar la opinión moral y para burlarse de la moralidad. La opinión moral es objeto de una cruzada para perpetuar y sistematizar su rechazo en la conciencia colectiva. A la cabeza de esta cruzada está la industria de las comunicaciones. Las grandes cadenas de televisión y de radio, la prensa internacional y las estrellas del cine y del espectáculo tienen en común (con muy pocas excepciones) la culpabilización sistemática de la opinión moral. Cada uno sería libre de vivir su vida como quiera, y sobre todo de disponer de su cuerpo como le parezca. Pero, ¿cuál es el origen de esta orden y su significado exacto? ¿Cómo debemos aplicarlo? A estas preocupaciones interpersonales, este libro trata de dar algunas respuestas.
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