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Quem tem medo das Ginas es un ejercicio de aprendizaje. La primera parte de la obra presenta el recorrido artístico de la autora, la segunda es un encuentro productivo de sus búsquedas. En este nuevo momento, la artista de los pinceles se lanza un reto: guionizar un vídeo que problematice la identidad de género. Se trata de una narración que fluctúa entre lo "real" y lo onírico de dos mujeres. Regina es negra, anoréxica y trabaja como modelo. Gina es blanca, tiene pene y vende su cuerpo en el mercado del sexo. En lo más recóndito de sus mentes hay un hombre perseguidor que está a punto de encontrarlas, y es necesario endulzarlo para que ellas puedan liberarse y él también. Son el resultado de discursos performativos en los que los colores, las formas, el trabajo, la escuela y los roles familiares ofrecen un menú de dos modelos: mujer y hombre. Existe, sin embargo, la zona fronteriza donde los cuerpos de un sexo subvierten el orden y toman como modelo al sexo opuesto. El propósito es precisamente desmitificar lo supuestamente "natural" y concienciar sobre el mundo "real". La obra propone mostrar el mundo a través de la subversión y asegurar que el lugar de la heterosexualidad no es más que una especie de ceguera, capaz de producir violencia.