El huevo, además de ser una estructura biológica destinada a prolongar la especie de determinados animales, constituye un alimento de extraordinario valor nutritivo para otros, entre los que se hallan los seres humanos. Dependiendo de los autores, la composición del huevo ronda el 75% de agua y un 25% de materia seca, de la cual la mitad son proteínas y la otra mitad lípidos. La clara o albumen está compuesta en casi su totalidad por agua y proteínas, con algunos minerales, y una pequeña cantidad de glucosa libre que sirve de primera fuente de energía al embrión. La yema está formada por lípidos, proteínas, vitaminas, minerales y glucosa libre. Por todo ello no es de extrañar que sea un excelente medio de cultivo para un amplio abanico de microorganismos.