El Sol es la fuente de emisión natural de radiación Ultravioleta (UV) la cual se divide en tres subtipos UVA, UVB y UVC. De los anteriores, solo la radiación UVC no logra llegar a la superficie terrestre ya que es absorbida en su totalidad por la capa de ozono; sin embargo, la exposición a ésta puede darse por diversas fuentes antropogénicas tales como lámparas germicidas, arcos de soldadura autógena, entre otras. Además, este tipo de radiación es capaz de inducir daño celular principalmente al ADN y a las proteínas ocasionando efectos nocivos en la piel, los cuales se manifiestan con la presencia de eritemas, quemaduras y eventualmente cáncer de piel. Asimismo, el daño celular ocasionado por esta radiación puede ser estimado para establecer posibles riesgos a la salud para así, en un futuro próximo, se puedan establecer medidas preventivas.