El fútbol, más que cualquier deporte y hoy más que nunca, está rodeado de estrellas, de estrategias de mercadeo, de publicidad, convirtiéndolo así en el espectáculo más atractivo para el público. Sin embargo, más allá de su mercantilización este deporte ha sido impactado por un fenómeno como resultado de la globalización y los flujos de inmigración que transforman poco a poco la identidad no solo de los aficionados sino también de la sociedad que en general empieza a entenderse en un ámbito mucho más global y desarraigado al territorio.