Nuestros sueños suelen carecer de lógica, pero reflejan nuestro universo interior. Nuestra realidad interior, reflejada en sueños y meditaciones, genera fuertes emociones, que son totalmente verdaderas, pueden incluso llevarnos a somatizar. Por tanto, aunque los sueños sean inverosímiles, sus efectos en nosotros son reales y verdaderos y por ello deben ser objeto de la poesía. Los sueños están fuera del tiempo, fuera del espacio tal como los conocemos y están llenos de imágenes arquetipicas, propias de cada cultura.