Por qué publicar de nuevo este libroRedemisere. Premio Complutense de Literatura Blas de Otero de Poesía, 1996.Edición amplliada 2024Desde hace cosa de un año andaba con la idea de reeditarlo con otros poemas de esos años que se quedaron fuera y añadir algunos posteriores. Encontrarlo a la venta me causó una extraña sensación, entre desazón y rabieta, y que en alguna librería lo pongan a 400 euros me mueve lo bastante como para sacarlo de nuevo. Siempre me resultó emotivo que el premio se publicara en una edición no venal, es decir, que mi o la poesía no se vendiera, como debería ser con el agua, la luz y el amor y tantas buenas cosas que alegran o son la vida. Aprovecho para añadir poemas de esos años que se quedaron fuera del libro premiado y otros posteriores al premio. Los que se incluyen dentro de Redemisere son de aquellos mismos años (86-94) y podrían haber estado porque recurren a los mismos conceptos o resuenan a los que salieron en el libro. Van salteados entreveradamente de suerte que sintonicen con el discurrir del poemario en su curso de río o poema-río. Hay un par de sonetos que casi presenté al premio pero no los incluí porque no estaba seguro, y con razón, de que estuvieran bien hechos, y cuyos fallos, años después, allá por la primavera de 1998, me indicó sagazmente Agustín García Calvo cuando, en las reuniones de aquel Diario del revés en la Fundación Aurora Intermitente, o en alguna charla, le preguntaba si mis endecasílabos seguían la regla del soneto italiano y luego iba yo probando hasta que daba con un verso que la cumplía. Tanto fue así que de uno de ellos tengo el honor de que lo retocara con brillantez y soltura y me lo entregara mecanografiado para mi sorpresa y algo de rubor. El otro es uno que escribí entre el 92 y el 93 a la muerte de otra eminencia, Jesús Ibáñez, de la sociología que estudié como carrera. Dejaré para otro libro otros sonetos y poemas posteriores que ya tienen otro espíritu y apuntan a otras búsquedas, aunque acaso no sean más que el mismo y las mismas, más pulido y más sesudas. Menciono otra vez a la Fundación Aurora Intermitente, que frecuenté o de la que formé parte, y a los ordenadores en los que se hacía el boletín de la agencia horizontal de noticias UPA, que utilicé con nocturnidad pero sin alevosía para editar, organizar y finalmente imprimir los poemas la víspera de que se cumpliera el plazo para presentarse al premio. Quede mi agradecimiento y mi saludo de anarco. El poemario original premiado fue publicado en 1997 en la Colección Blas de Otero de Poesía de la Facultad de Filología por la Universidad Complutense de Madrid y llegó a las 31 páginas. En esa convocatoria el premio se amplió a toda la Complutense con el nombre que mantienen hasta hoy de Premios Complutenses de Literatura. No sé cuándo dejaron de llamarlos con el del poeta bilbaíno que pedía la paz y la palabra como suelen hacer tantos buenos poetas pero para mí fue un honor que el galardón llevara su nombre. Debo reconocer que me hizo sentir algo especial llevarme a la Facultad de Políticas y Sociología un laurel que había sido exclusivo de la de Filología. Después de la edición ampliada de Redemisere se añaden varios poemas que escribí en los años siguientes al premio. Pensé cerrar este libro con un soneto escrito en noviembre de 1999 con el dolor desgarrante de la muerte de mi padre, del que no pude despedirme. Se publicó en La Opinión-El Correo de Zamora en la primavera del año siguiente en un homenaje. Vaya como el abrazo eterno que no pude darle. Al final decidí añadir un guiño al renacimiento que supone haber sido padre, con unos poemas entre canturreados y escritos mi hijo Raúl de bebé, nacido a los dos años justos de la pérdida de mi padre, el mejor regalo
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