La revisión histórica de las principales aportaciones realizadas por los estudios del temperamento en el contexto educativo y la línea de trabajo de Rothbart (Rothbart y Bates, 2006) ponen de manifiesto la importante contribución que las características temperamentales ejercen sobre el ajuste y rendimiento del niño en la escuela. Mediante una metodología multimétodo y multinformante aplicada a una muestra de niños pertenecientes a un estudio longitudinal (Universidad de Murcia), se ha medido: el temperamento del niño (mediante cuestionario y tareas de laboratorio), la inteligencia verbal del niño, el rendimiento académico evaluado por el profesor y con test, el autoconcepto y autoestima informada por el niño, y su ajuste socioemocional informado por el profesor y la madre. El objetivo del estudio es analizar la influencia que el temperamento puede tener sobre el funcionamiento educativo del niño a los 11 años de edad. Los resultados señalan que las capacidades autorregulatorias del niño son un potente predictor del rendimiento y del ajuste socioemocional del niño en la escuela y que también median en la influencia que la inteligencia tiene sobre el rendimiento del niño.