El currículo oficial tiene incidencia en la cultura de formación de enfermeras y luego, en la cultura en la que se realiza su enseñanza y su práctica. Él imprime procesos cognitivos comportamentales y decisionales, seguida por las enfermeras enseñantes que, finalmente, modelan la forma de pensar y de hacer de las enfermeras estudiantes, tanto para resolver situaciones problemáticas que pertenecen a la práctica clínica, tanto para actuar en situaciones del ejercicio profesional, epicentro de convergencia de diversos sistemas sociales y de diversas ciencias. La estudiante y la enfermera se confían en el currículo educativo ofertado por la institución formativa, influenciado por paradigmas que prolongan su condición social de Cenicienta, dentro del equipo de salud.