En estos tiempos inciertos, América Latina parece regresar a territorio harto conocido: crisis económica, corrupción desbocada, democracias frágiles e instituciones de muy baja calidad; violencia y crimen, atraso educativo, y brechas que se ahondan en relación a los países avanzados que siguen garantizando mejor los derechos y la equidad, cuidan del ambiente, dispensan mejor justicia y ofrecen mayores niveles de educación y calidad de vida. La solución a nuestros problemas está no sólo en nosotros mismos como países e incluso en la actitud y disposición de cada uno, sino también en profundizar radicalmente nuestra cooperación, que nos permita amplificar los mercados y nos permita una sana emulación de lo bueno, desechar lo que no sirve y mejorar significativamente la rendición de cuentas. A pesar del desánimo actual, existen claros avances, más o menos generalizados en la América Latina de hoy. Debemos señalarlos y cuidar lo logrado, pues nada es irreversible. En este ensayo se aventuran algunas propuestas para dar un nuevo salto en nuestro desarrollo, bienestar y sustentabilidad, y ponerlas en discusión para ayudar a salir de este marasmo regional.