La muerte no puede considerarse tan sólo como un fenómeno biológico. Se trata de un hecho social especialmente interesante en el ámbito de la psicología social, porque es un suceso vital estresante, que de manera inequívoca sucede en todos los ámbitos sociales, y al que debemos hacer frente en contextos altamente individualizados. El presente estudio pretende mostrar la atención sanitaria que se presta a la persona que muere en el hospital, y las dificultades con las que se encuentra el profesional sanitario, desvelando las claves interpretativas que motivan y orientan esta acción social. Pone de manifiesto la gran contradicción que sustenta la atención clínica a los moribundos en los hospitales de agudos. La emergencia de nuevos valores sociales, como son la individualización, el culto al cuerpo, la belleza o la juventud, han impregnado a todas las estructuras sociales y son transmitidos a través de los procesos de socialización. Los sanitarios forman parte de este sistema social y dejan translucir en sus comportamientos profesionales algunos de estos valores sociales.