En las instituciones escolares la escritura siempre ha constituido un núcleo de incuestionable valor, ya sea en su carácter de destreza o habilidad a adquirir, así como por su función de mediadora para la adquisición de los conocimientos curriculares. No obstante, más allá de esta evidencia, la lengua escrita está implicada de diferentes maneras en las prácticas escolares y, por consiguiente, es pasible de ser estudiada desde muchas perspectivas y en función de intereses diversos. En esta investigación nos centramos exclusivamente en el análisis del modo en que las consignas de trabajo en la escuela media suponen implícitamente un conjunto de representaciones -sociohistóricamente configuradas- respecto de lo que es la escritura y que, por su carácter mediador en las actividades formativas, guardan relación con el desarrollo de las capacidades escriturarias de los estudiantes.