Los anarquistas chilenos de Santiago y Valparaíso jugaron un rol de suma importancia en la rearticulación del movimiento obrero y popular durante los años 1912 1913, después de los embates del ciclo represivo de comienzos del siglo XX (1903 1907). La huelga del mono iniciada en octubre de 1913 en Valparaíso, liderada por la anarcosindicalista FORCH (Federación Obrera Regional Chilena), suscitó la solidaridad de numerosas organizaciones de trabajadores, generando un efecto multiplicador en varias ciudades. En Santiago los anarquistas llamaron abiertamente a plegarse a la huelga general decretada por sus congéneres en Valparaíso, participando en un sinnúmero de meetings de apoyo. Ante esta escalada huelguística el Estado chileno y la patronal reprimieron violentamente a las organizaciones ácratas y sus militantes a través de allanamientos, montajes y la tortura, con la finalidad de desarticularlas.