Si se anticipan y gestionan bien, las crisis pueden ser oportunidades para las organizaciones resistentes y dispuestas a cambiar. Es el caso de la ciudad de Charlotte (Carolina del Norte), que en la década de los 90 consiguió recuperarse de la crisis que la afectó. Esta resistente ciudad gestionó muy bien la crisis y aplicó los cambios necesarios para que no se repitiera una crisis de este tipo. No es el caso de Andersen, líder en su campo, que, afectada por el escándalo de Enron, no se recuperó y fue desmantelada. La estructura de Andersen no era resistente y la empresa no contaba con los medios necesarios para gestionar la crisis adecuadamente. Contrastando estos dos casos, se puede decir que la resiliencia organizativa es necesaria para una buena gestión de la crisis y la implementación del cambio, y por tanto para la sostenibilidad.
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