Una vez más el joven yace en el hospital, amarrado al suero, detrás de la cama burbujea el oxígeno. Seguramente desde que era un bebé ya había estado más de 300 veces en el hospital - siempre por el mismo problema: la respiración. A pesar de todo no se doblega ante su enfermedad - se levanta una y otra vez intentando llevar una vida normal. ¿Acaso es posible con el asma? Esta historia muestra que sí es posible.