La crisis financiera de los Estados Unidos de América (EE.UU.), es el resultado de la acumulación en los mercados inmobiliario, hipotecario, financiero y bursátil, de una de las mayores fases de expansión del crédito en la economía, que junto a una inadecuada supervisión de las autoridades y el quiebre moral en las obligaciones de agentes económicos específicos, ocasionó la pérdida de miles de millones de dólares a gobiernos, empresas e inversionistas a nivel mundial, que colocaron su confianza y sus capitales, en instrumentos de inversión resultado de la ingeniería financiera (titularizaciones), en medio del auge de la etapa de innovación de los mercados especulativos, los cuales ofrecían altos rendimientos basados en activos subyacentes de muy alto riesgo (hipotecas subprime), que fueron valoradas positivamente (AAA) por las empresas calificadoras de riesgo, en una acción que afectó la estabilidad y credibilidad del mercado, contagiando al mercado de valores y a todos los sectores económicos involucrados.