La educación en valores, en el ámbito de la formación del profesorado, constituye el centro de toda tarea educativa inclusiva y la promoción de los valores éticos y morales, según Benítez, (2009) se consideran imprescindibles para la convivencia en la sociedad; las instituciones formadoras de docentes pasan a ser elementos clave para lograr profesionales sensibles a la diversidad del mundo emergente, con principios humanistas y deontológicos. Por lo tanto, para lograr un desarrollo holístico en todas las dimensiones de los futuros docentes y de los que ejercen la docencia en las instituciones educativas, es fundamental la promoción de los valores en forma vivencial; en ese orden, menciona Benítez (2009), la promoción de la sinceridad, honestidad, responsabilidad, libertad, amistad, solidaridad, empatía, generosidad, tolerancia y otros, fortalecen la autorrealización. En la misma línea, el MEC (2014a), sostiene como objetivo de la educación, forjar y trascender hacia una democracia participativa, fundada en la solidaridad, el respeto, el diálogo, la colaboración y el bienestar. Esta investigación es de enfoque cualitativo (Bisquerra, 2014), de tipo sistemático.