Los nadaístas crearon un estilo literario muy particular que se caracterizó por su discurso contestatario e irreverente en una época de profundos cambios culturales. El movimiento entendió desde sus orígenes que las vanguardias artísticas y literarias debían estar ligadas a la lucha revolucionaria y a la sublevación contra el orden estético dominante, porque a diferencia de la mayor parte de escritores colombianos, que pertenecían a la élite política e intelectual, y que anclaron a la nación en un retroceso cultural, los grupos culturales emergentes pronto experimentaron un inconformismo exacerbado y cuestionaron los modelos conservadores de la sociedad colombiana.