La experiencia forma esa primera capa, la más humilde del saber "de las cosas de la vida" y sin la cual ningún pensamiento hubiera osado llamarse filosofía. La Filosofía ha de tratar del vivir cotidiano, orientar sobre la vida humana, sabiendo que ésta tiene un origen, es decir que hay un centro desde donde se dimana la fuerza y la armonía por tanto, el verdadero saber nos ha de ayudar a vivir, consolarnos, fortalecernos. Y sobretodo, nos ha de dar sabiduría, crear, ser creador de ideas o, mejor, potenciador de esas ideas y valores que ennoblecen a los seres humanos: la verdad, la sinceridad, la justicia.