El país lleva demasiado tiempo sometido a periodos de polarización y tensión. La sanación no sólo es necesaria, sino primordial para reconstruir la confianza y reconciliar a la ciudadanía. Al margen de la contienda política, Zimbabue es el hogar de todas las personas que viven en él. Ahora, muchos de sus habitantes viven en la diáspora, pero siguen llamando a Zimbabue su hogar. Sólo pueden volver a una nación curada que acoja a todas las personas amantes de la paz. La Iglesia tiene el deber de unir y facilitar la curación. La perspectiva que se muestra en este libro no es la posición oficial de la Iglesia Metodista Unida, sino que revela la percepción que la Iglesia tiene de la paz y la sanación a través de sus obras y documentos eclesiásticos.
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