14,99 €
inkl. MwSt.

Versandfertig in über 4 Wochen
  • Broschiertes Buch

Enviando un S.O.S. Todos sabemos qué hacer si nos quedamos varados en una isla en medio del océano; poner un mensaje en una botella y lanzarlo al mar. Luego, empezar a rezar. La acción es lo primero, porque tenemos que hacer todo lo posible antes de pedir ayuda. Mónica y yo hemos participado en un servicio que nos ha hecho pensar en esta estrategia. En el viejo escenario, el que necesita ayuda lanza un mensaje. Nosotros, en cambio, enviamos una oferta de ayuda, en la esperanza de que llegue a alguna orilla lejana, a tiempo de servir a una persona que pueda beneficiarse de ella. La ayuda llega…mehr

Produktbeschreibung
Enviando un S.O.S. Todos sabemos qué hacer si nos quedamos varados en una isla en medio del océano; poner un mensaje en una botella y lanzarlo al mar. Luego, empezar a rezar. La acción es lo primero, porque tenemos que hacer todo lo posible antes de pedir ayuda. Mónica y yo hemos participado en un servicio que nos ha hecho pensar en esta estrategia. En el viejo escenario, el que necesita ayuda lanza un mensaje. Nosotros, en cambio, enviamos una oferta de ayuda, en la esperanza de que llegue a alguna orilla lejana, a tiempo de servir a una persona que pueda beneficiarse de ella. La ayuda llega de muchas formas; puede alcanzar, incluso a alguien que nunca habría pensado en buscarla. En otras ocasiones, puede ser tan simple como provocar una sonrisa de bienvenida. Dime que nunca has necesitado eso. Y aún en otras, llega justo cuando el dilema de un amigo que está en tu mente, refuerza tu idea de cómo ayudar. De vez en cuando, recibimos un correo electrónico de un lector de Seedlings, en el que nos cuenta cómo una historia ha llegado de forma oportuna a su vida, coincidiendo con un problema mayor que estaba tratando. Nosotros, los seres humanos estamos en una posición clave para ser conductos materiales de asistencia espiritual. ¿Coincidencia? No hay coincidencias. Dios trabaja de forma misteriosa, crea o aprovecha cualquier cosa que pueda ayudar a uno de sus hijos. Innumerables huestes celestiales giran a nuestro alrededor, unas veces plantando semillas en nuestras mentes, las cuales, un día fructificarán en otra vida; otras, cosechando ese fruto para compartirlo con alguien, al que el agricultor nunca vio. El acto es nuestro, las consecuencias son de Dios. Y los pequeños actos pueden tener enormes impactos Estar atento al servicio. Ese es el motor de una vida impulsada por el espíritu. Lo que Mónica y yo ofrecemos es un servicio más. Si es útil, maravilloso. Si no lo es, no se ha perdido nada; y ¿quién sabe lo que puede deparar el futuro? Eres libre de usarlo un día o no, si llegas a necesitarlo. Te rogamos que te unas a este servicio. Por favor, difunde ampliamente cualquier historia que te conmueva; puede haber alguien, en algún lugar, que la encuentre a través de un amigo, en un tablero de anuncios, en un folleto de iglesia o en un periódico local. Puede que cubra una necesidad en la vida de alguien. Y, por supuesto, una vez que estas historias salen del jardín, dejan su nido; no pertenecen a nadie, son libres para ser traducidas, transformadas, reformuladas, citadas... usa tu imaginación. Sé que lo haremos.Las oportunidades espirituales nos rodean.
Autorenporträt
Fifty years ago, I was having a talk with a neighbor. I was in a rock band at the time, and Bob used to sit and listen to us practice. Usually we only shared mis-delivered mail or maybe a lawnmower. Somehow the conversation turned to religion. He had just come across a big blue book that dealt with topics as varied as religion, history, astronomy, human relationships, and our Father's promise to join him in eternal life. As a scientist, he had found it to be accurate far ahead of the time in which it was published, and he reasoned that it was probably accurate about religion as well. I was a year into my search for deeper spiritual truth. Bob was just beginning his. He took me into his house and showed me The Urantia Book. My memory of sitting in a chair in his house reading for three days is still fresh. I soon ordered my own, and never stopped reading. As a child, I had a relationship with God as a member of his church family. Now, I was beginning to build a personal relationship with Father. Both experiences are the foundations of my spiritual life. I learned that Jesus gave us his Spirit of Truth, his spiritual guide to surely lead me to him. It was this spirit that affirmed the truth I was discovering. Later, in a dream, I saw Father's promise illuminated. It was an indelible image of two rainbows side by side. One represented my mortal self, the other God's pure spirit fragment, my Thought Adjuster. They were joining at the base in a blue fusion. It was a promise that I would one day fuse with a fragment of God as a new spiritual being with eternal life in a loving universe. Now, fifty years later, I know God as a Father. I feel his absolute love every day, yearn for it, desire to share it with others. His love is at the core of my being, powering my life goal of serving my sisters and brothers, writing stories about spiritual growth.Mostly, Father is my friend. All he asks of me is that I extend that friendship to all his other children, my sisters and brothers, whether friends or adversaries. As members of his family, we are told to share his love, let it pass through us to make this a better world.