Armadillos es el nombre común que reciben los mamíferos placentarios pertenecientes al orden Xenarthra y a la familia Dasypodidae. Se caracterizan por tener placas óseas dérmicas que forman el caparazón óseo (osteodermos) (NOWAK, 1999; WETZEL, 1985), así como por tener dientes simples o ausentes en muchos casos, hecho que les dio el nombre de Edentata (HILDEBRAND & GOSLOW, 2006). Son animales fosoriales que utilizan sus garras para excavar (BLOCH et al., 1976). A pesar de su importancia ecológica, los armadillos siguen siendo objeto de caza como recurso alimentario en zonas rurales de Brasil, a pesar de que esta práctica está prohibida por los organismos de protección ambiental del país (DEPS et al., 2003). Según Alves et al. (2012), la caza y otros usos de la fauna silvestre son prácticas ancestrales y se remontan a la época en que la interacción entre el hombre y el medio ambiente se basaba en las necesidades de supervivencia, como la obtención de alimentos, ropa y protección. Esta práctica se ha mantenido como una actividad cultural en algunas comunidades, impactando negativamente algunas de las especies objetivo y generando un problema ecológico (ALVES et al. 2012). Uno de los grupos impactados por estos emprendimientos es el de los Dasypodidae.
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