La sexualidad es mucho más que una actividad física, es una parte integral de toda la personalidad y se expresa en todo lo que una persona hace. Implica un diálogo continuo y un proceso mutuo de exploración y descubrimiento acerca de quiénes somos y cómo nos relacionarnos con los demás. Es decir, que está íntimamente ligado a un compromiso emocional. Con fundamentos en disciplinas como la psicología y la neurociencia que demuestran el valor de los componentes emocionales en la toma de decisiones y en los patrones de conducta, expondremos la necesidad de hacer foco en lo afectivo, para ser concientes de la importancia del desarrollo de la inteligencia emocional y la promoción del empoderamiento del sujeto en su proyecto de vida y las decisiones de la vida cotidiana; generando no sólo bienestar personal sino también bienestar social. La sexualidad y las emociones aparecen así, como fuerza positiva y enriquecedora en la vida humana y la sociedad siempre que podamos gestionarlas asertivamente.