El uso de Internet de las Cosas (IoT) facilita a los agentes de la ley el cumplimiento de las normas de una manera más permisiva sin afectar al flujo del tráfico y a la conducción. Conectado con identificación de radiofrecuencia y Wi-Fi con un controlador, el sistema, cuando se implementa, puede reducir el problema del exceso de velocidad, con los controles en manos de un humano para una supervisión del tráfico más precisa y en tiempo real, por lo que no afecta al flujo del tráfico también. Un sistema autóctono de control e información archiva de forma autónoma los informes cuando se sobrepasan los límites, haciendo que el proceso de penalización sea más sofisticado, explotando así todo el potencial del sistema.
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